Elsa Contreras nacida en Bolívar ciudad de Buenos Aires.
Convertida a los 11 años de edad bajo el pastorado de un hombre de Dios que llego advertido, que de una determinada familia tomara predicadores.
Dedica tiempo para guiar e instruir, entregando así los primeros rudimentos que constituirían tan necesaria base.
Con la experiencia de la salvación, bautismo en agua y Espíritu Santo asumí que un llamamiento para servir al Señor enteramente, habia caido sobre mi. Salgo de mi hogar a los 21 años, mi madre capto la voluntad de Dios, sus oraciones y fe significaron gran respaldo.
Es Enero de 1957, junto con mi hermana Olinda abordamos un tren en Bs. Aires, despedidas con cánticos y oración, mi hermano Celsio (Pastor), su esposa y varios fieles nos envían. Con escaso dinero en los bolsillos concluye el viaje y ya a la puerta de la Patagonia, una nueva etapa comienza. la meta es la provincia de Santa Cruz y luego de una semana de busqueda del Señor junto al rio, reanudamos el viaje pero en camion. Ante conductores desconocidos y el largo camino a recorrer el saldo es: Provisión, admirable respeto y cuidado. La meta era Puerto San Julian, pero ellos nos dejan en Comodoro Rivadavia, de donde un Pull-man nos lleva a destino.
Las distancias inmensas y desoladas, rutas sin pavimento, escasa vegetación clima diferente, fuertes vientos con los cuales era necesario aprender a caminar para no caer, ademas con la llegada del crudo invierno nevado y escasa ropa de abrigo, pudieran haber motivado desanimo. Muy por el contrario tanto mas intenso se hacia el fuego prendido en nuestros corazones. La hospitalidad de la gente sureña por lo general era acogedora. A los cambios de comidas y costumbres nos adaptamos, todo significaba la bendita provisión de Dios.
Es verdad que este campo de hablar en el extremo sur era una nueva escuela que aun no ha terminado matizada de diferentes experiencias faciales y difíciles.
Hoy que el tiempo ha transcurrido, las estimo como un manojo de bellas flores, algunas con espinas. otras de exquisito aroma. Resumiendo, el Señor es mi pastor, mi protección, mi provisión, mi abogado y defensa, mi amigo y consejero, etc...etc....
La hora de la expansión del Evangelio a toda la Patagonia argentina y chilena era un hecho.
Almas convertidas, iglesias que surgían y nuevos obreros como frutos de este trabajo.
Cuando contraje matrimonio con Pedro, una nueva etapa comenzó. Ausencia del grupo e independencia habituada, debí aprender. La maternidad y crianza de los hijos, mas la constante actividad de la obra, demandaba trabajo, negación y disposición diaria.
Bendigo a Dios que nunca falto. Soltera o multiplicada, las promesas del Señor, siempre vigente, Aleluya.
El proceso de la rotula de mi rodilla derecha, mas otros fuertes combates, fue duro pero Dios me dijo: "Derribados mas no destruidos" Amen.
Hoy en el ocaso de nuestras vidas, Dios sigue siendo el mismo de ayer. Pedro por milagro de Dios esta en pie, sano y con un claro vislumbre del cumplimiento de palabras empeñadas por el Señor.
Digno de mencionar, Dios llevó a cabo su plan. Plantó una obra poderosa en el sur que abarca ciudades y pueblos, trascendiendo las fronteras, construyendo una Iglesia solida a través de ministerios destacados, algunos esporádicos y otros mas frecuentes, como Apostoles, Profetas, Maestros, Pastores, Evangelistas.
Finalmente y muy importante: "Sigamos edificando sobre fundamentos y principios legados"